Puede haber una o varias razones para pedir una hora de atención psicológica: ánimo decaído, desinterés por las cosas, aislamiento, angustia, ansiedad ante las evaluaciones, dificultades en las relaciones interpersonales, inestabilidad, pérdidas, crisis de identidad, baja autoestima, falta de autoconfianza, alta autoexigencia, desesperanza, consumo problemático de sustancias, adicciones, dificultades con la autoregulación emocional y conductual, sensación de desadaptación, baja tolerancia a la frustración,  desórdenes alimentarios, sentimiento de vacío, impulsividad, irritabilidad, fobias, inhibiciones sexuales, alteraciones del sueño, etc. 

La pubertad y la adolescencia se caracterizan por transformaciones corporales y psicológicas que exigen al sujeto un importante despliegue de energía y un difícil proceso de ajuste respecto de sí, del mundo exterior y de su realidad social. En esta etapa se hace frente a situaciones dolorosas y complejas (duelo por la pérdida de la infancia, aceptación del grupo de pares, cuestionamientos a la autoridad, elaboración de la identidad, decisiones vocacionales, entre otras) que ponen en juego la estabilidad y la salud mental, pero que también son una oportunidad de crecimiento. 

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La atención psicológica que aquí se ofrece, dirigida a niños, niñas y jóvenes de entre 10 y 25 años, constituye un acompañamiento psicoterapéutico centrado en la singularidad de cada paciente, que va dando lugar al desarrollo de su subjetividad y su propia constitución como sujeto, y como consecuencia, al alivio del sufrimiento y a un mayor nivel de bienestar en su presente y futuro. 

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